LA PRIMERA TRADUCCIÓN DE SAFO AL EUSKERA. ENTREVISTA A MAITE LÓPEZ LAS HERAS

Alberto J. Quiroga Puertas (Universidad de Granada)

Alberto J. Quiroga Puertas es Profesor Titular en el Departamento de Filología Griega y Filología Eslava de la Universidad de Granada. Sus principales intereses de investigación se centran en la literatura del periodo imperial y tardo-antigua, en particular la retórica y el pensamiento contrafactual.

***

Maite López Las Heras, nacida en Azkoitia (Guipúzcoa), licenciada en Filología Clásica, se dedica a la docencia y a la escritura y la traducción. En 2018 publicó su primer poemario Pienso, luego escribo en la editorial Círculo Rojo y en 2020 tradujo todos los poemas de Safo al euskera en el libro titulado Poesia guztia gracias a la editorial Balea Zuria.

Maite López Las Heras

¿De quién partió la iniciativa de traducir a Safo al euskera? ¿Estaba motivada por un afán personal, o sentías que había una necesidad de volcar al euskera una de las voces más importantes e influyentes de la historia?

En primer lugar, quisiera mostrar mi profundo agradecimiento por esta entrevista y por vuestra labor de difusión del trabajo de los traductores de las lenguas clásicas a las lenguas erróneamente denominadas «minoritarias», como son el euskera y el gallego. La idea de traducir a Safo al euskera fue exclusivamente mía. Este proyecto fue gestándose paulatinamente mientras cursaba mis estudios de Filología Clásica en la Universidad del País Vasco y en la Universidad de Salamanca. Durante ese período de tiempo, me percaté de que únicamente traducíamos a autores clásicos masculinos, tanto del latín como del griego. Comencé, entonces, a investigar por mi cuenta y descubrí a la gran poeta arcaica Safo, quien ha sido y sigue siendo un referente de la literatura universal y la fuente de la que han bebido muchos escritores, tanto hombres como mujeres. No entendía, pues, por qué ni siquiera se la mencionaba y, si se hacía, era generalmente para menospreciar no solo a ella como mujer sino también su obra poética. Todo esto encendió en mí una mayor curiosidad, con lo que empecé con la lectura y posterior estudio de sus poemas y, a día de hoy, sigo con cualquier autor o autora que se haya hecho eco de ellos; es una cadena que nunca acaba, es una rosa de Pieria.

Por otro lado, este proyecto, como todos los que he hecho hasta el momento, lo he realizado por vocación propia, sin ni siquiera saber si se iba a publicar o no. Desconocía si habría alguna editorial vasca que se interesara por este tipo de trabajo, ya que, en la actualidad y por desgracia, lo que impera en el mundo de la edición es el valor mercantil mucho más que el literario. Pero, a decir verdad, tampoco era algo que me preocupara demasiado. Traducía por el placer que me suponía tener entre mis manos los versos tan bellos de una poeta de su altura en su lengua de origen y poder trasladarlos a mi lengua materna.

Además, pienso que es necesario acercar a los clásicos greco-latinos al euskera, ya que veo que existe una carencia a este respecto; diría que es un pozo seco que hay que ir llenando para que podamos beber de él. Es fundamental, creo, difundir lo máximo posible estas joyas literarias a los lectores de todos los idiomas. De facto, uno de los grandes problemas que descubrí durante los años de carrera fue que, a pesar de que se nos ofreciera amablemente la opción de matricularnos en euskera o en castellano, la realidad era que te obligaban a realizar la inmensa mayoría de las asignaturas en esta segunda lengua, porque, según decían, no había profesores que supieran euskera y que pudieran impartir clases. Me parece que así es mejor no dar opción y decir claramente que solo se puede realizar la carrera en castellano (que no digo que esté mal), sino que no había otra opción. Así pues, pienso que, siendo yo vascoparlante, debía a esta lengua, así como al griego y a la gran Safo, acercar ambas literaturas para que las dos sigan latiendo, sin barreras temporales ni idiomáticas ni de cualquier otra índole.

¿Tenías en mente algún modelo o influencia poética de la literatura en euskera, alguien cuya obra te ayudara a comprender el universo temático de Safo?

No tenía ningún modelo poético de la literatura en euskera que me ayudara a comprender a Safo. Pienso, honestamente, que a Safo, así como a cualquier otro autor clásico, hay que entenderlo per se, es decir, es fundamental, según mi opinión, comprender su obra poética sin ninguna influencia posterior que pueda distorsionar la pureza de la obra original. Sin embargo, sí que me he valido de la figura de una escritora vasca a la hora de traducir una obra clásica al euskera. Se trata de Bizenta Mogel, nacida en Azkoitia (en mi pueblo natal), quien tradujo las Fábulas de Esopo del latín al euskera, convirtiéndose de ese modo en la primera obra escrita íntegramente en esta lengua. Admiro la gran aportación literaria que hizo esta mujer a principios del siglo XIX. Me parece un modelo a seguir, un referente que demuestra la importancia de traducir del latín o del griego al euskera, porque, si no lo hacemos los que sabemos algo de latín, algo de griego y algo de euskera, ¿quién lo va hacer? Estoy dispuesta a evitar la condena a muerte de grandes obras de la literatura clásica en euskera y me gustaría contribuir en todo lo que pueda.

Destacaría, en cambio, la infinidad de autores masculinos y femeninos que he ido descubriendo y que, todavía hoy sigo conociendo, que se hayan inspirado en la poética sáfica para crear sus propios versos. Me resulta apasionante ver cuánto puede dar de sí una obra que ha llegado hasta nosotros de manera tan fragmentaria. Es una muestra evidente del valor literario de sus poemas.

¿Has tenido especiales dificultades al adaptar el verso y la sintaxis de Safo a una lengua tan compleja como el euskera?

Decir que el euskera es una lengua muy compleja es claramente un prejuicio lingüístico muy extendido -qué lengua no lo es, sobre todo, si no se conoce. Me atrevería a afirmar que el latín también es una lengua compleja, sobre todo, si se estudia la poesía o la retórica latinas, de igual manera lo es también el griego, con todas sus variantes dialectales, con las características específicas de cada período y de cada autor. Algo que comparte el euskera con el griego es que ambos idiomas tienen dialectos muy diversos según la zona geográfica en la que se hablen. En cada pueblo del País Vasco, por poner un ejemplo, se habla un euskera distinto, sin importar la distancia que los separe. Después, al igual que sucede con el griego, existe el euskera batua, que equivaldría al koiné griego, y que no es otra cosa que un euskera unificado que sirve de lengua vehicular, tanto como para los medios de comunicación como para la literatura o la divulgación.

Por otro lado, se le atribuye a Safo la invención de la llamada «estrofa sáfica», ya que ella modificó el tipo de verso inventado por su coetáneo Alceo e hizo un mayor uso de él. La poesía lírica arcaica estaba compuesta, mayoritariamente, para ser recitada en compañía de un instrumento musical que, generalmente, solía ser la lira, es decir, se trataba de un tipo de poesía destinada a un público dispuesto a escucharla. Dado lo cual, y añadiendo que casi todos los poemas de Safo han llegado de manera fragmentaria, a la hora de traducir sus versos he optado por buscar el ritmo con el sonido de las palabras más que con la cantidad silábica y obviando la cantidad vocálica, pues esto es algo imposible de volcar al euskera.

En cuanto a la sintaxis, sin embargo, he procurado respetar el orden de las palabras allí donde los límites de la lengua vasca permitieran una óptima comprensión del significado de cada verso. No siempre es sencillo alterar la estructura sintáctica natural de la lengua de llegada, quizás por eso, y porque mi objetivo principal era poder acercar la obra de Safo a cualquier tipo de lector, mi preferencia ha sido la de traducir para que todos puedan leer y entender su poesía, utilizando, entre otros, un vocabulario lo más accesible posible. Es más, Safo compuso sus poemas en el dialecto eolio y, aunque al principio tuve una brizna de impulso que me llevaba a traducir, por ejemplo, al euskera de Azkoitia, al azkoitiarra, tuve que descartar esta opción porque iba en contra de mi propósito básico de poder llegar a casa de cualquier lector y por eso está traducida al euskera batua.

A nivel filológico, ¿cuál es el poema o fragmento que más te ha costado traducir?

No ha habido un poema o un fragmento en particular que me haya supuesto una mayor dificultad que cualquier otro. A nivel filológico ha habido varios aspectos que han dificultado la traducción en general. En primer lugar, y el problema más evidente, es que la poesía de Safo ha llegado hasta nosotros de forma muy fragmentaria. Casi todos los poemas han llegado incompletos, faltando versos enteros o partes de ellos o con palabras «rotas». Por tanto, en muchas ocasiones, he optado por contrastar diferentes traducciones, generalmente hechas al castellano, para poder dar con el significado más adecuado.

En segundo lugar, el griego que utiliza Safo es dialectal, esto quiere decir que las desinencias varían respecto al griego ático, que sería el más extendido, y que utiliza formas específicas de la región de Lesbos. Además, el griego, así como el castellano, tiene marca de género en sus palabras, pero no el euskera. Por tanto, esto me ha supuesto tener que añadir palabras que especificaran si se trataba de una chica «neska» o de un chico «mutil» cuando he considerado que era imprescindible para poder comprender debidamente el poema, ya que el género tiene gran importancia en los poemas de Safo.

De modo que los fragmentos que más me ha costado traducir, en general, son los que más lagunas o vacíos presentaban, puesto que, si un verso o varios de ellos están incompletos y llenos de corchetes, es muy difícil saber con exactitud la función sintáctica que desempeñaba la palabra que ha llegado a medias. Podría decirse, en conclusión, que la dificultad de la obra de Safo reside en que toda ella está in medias res.

¿Tienes pensado traducir a otros líricos o autores clásicos cuya obra no se ha traducido todavía al euskera?

Me gustaría poder seguir traduciendo a otros autores clásicos al euskera y, por qué no, dedicarme a ello. Sin embargo y por desgracia, de momento esto no es posible. Lamentablemente, para poder vivir debo compaginar la labor de traducción o de escritura con la docencia y esto me limita considerablemente el tiempo necesario para realizar de forma satisfactoria obras de esta envergadura.

Disfruto muchísimo con el acto de traducir, es una de las mejores formas de conversar directamente con un autor tan lejano en el tiempo, de conocer lo que pensaba, de entrar en su mente y desentrañar sus pensamientos. Es, también, una de las maneras más directas para alzar la voz de aquellas poetas que la Historia, vamos a decir, ha querido hacer callar. Creo que la literatura clásica es mucho más de lo que algunos nos han querido enseñar y me fascina poder encontrar y leer versos que, aun siendo de mucho antes de Cristo, siguen hablando de nuestros mismos problemas y nuestros mismos sentimientos.

Me gustaría poder desenterrar la belleza de poemas que siguen escondidos. Los recién descubiertos papiros que contenían algunos poemas de Safo, alguno conocido y otros completamente nuevos, demuestran que la historia está por completar. Además, tanto los poemas del papiro descubierto en el 2004 como los del 2014 están incluidos en mi libro, por eso se titula Safo, poesia guztia, esto es, Safo, poesía completa, ya que de los nueve libros de poemas que se dice que compuso incluye todos los fragmentos que nos han llegado.

La vigencia de los temas abordados por Safo es innegable, pero ¿qué ocurre con la necesidad misma de expresarlos como ella hizo? ¿Sientes que la función que tuvo la poesía en la Grecia arcaica es diferente a la que tiene en la actualidad?

Safo es mucho más que la poeta del amor. En sus poemas habla del exilio, de mitos, de la ausencia, de la pasión e, incluso, de la muerte. Creo que es importante subrayar este aspecto, ya que, durante mucho tiempo, se la ha querido considerar únicamente como una mujer que cantaba al amor y, sobre todo, al amor homoerótico, cuando, en realidad, esto no es así, puesto que también cantaba al amor heteroerótico.

A lo largo de la historia se ha querido dar una imagen distinta de Safo, dependiendo de la época. Ha habido etapas históricas en las que se la consideraba como una maestra, otras una prostituta, otras directora de una asociación dedicada a la enseñanza de las mujeres a iniciarse en la vida de mujer casada, etc. Parece que la mujer, sea quien sea e independientemente de la época histórica en la que le haya tocado vivir, debe tener roles extremos: o virgen o puta. Es más, la tradición cristiana ha querido ensalzar y venerar a la mujer que además de virgen es madre, un oxímoron en toda regla.

Incluso la propia tradición literaria latina ha querido hacer de Safo una mujer desgraciada que se suicida arrojándose del acantilado de Léucade a causa del amor no correspondido de Faón, tal y como Ovidio nos hace ver en la Heroida XV. Creo que hay que dejar cualquier conjetura no demostrable a un lado y valorar la obra poética de Safo desde dentro, desde los propios poemas, desde las entrañas.

Con respecto a la función de la poesía, pienso que es una cuestión muy difícil de responder. A veces me pregunto por qué la poesía ha de tener una función. Parece que todo tiene que servir para algo, que todo debe ser justificable y que, si no lo es, es inútil. La función de la poesía de Safo, en cuanto lírica, era claramente una forma bella de expresar de los sentimientos en compañía de un ritmo musical. La poesía épica homérica, en cambio, tendría la función de alabar las hazañas de los héroes griegos y de trasmitir la tradición histórico-mitológica de forma oral primero y escrita algo más tarde.

Por tanto, la función de la poesía griega arcaica no es una sola, sino que depende del poeta y del poema, de lo que cada uno quiera expresar mediante el acto poético. Hoy en día creo que sucede algo parecido, es decir, en general, se podría decir que surge de la necesidad de sacar lo que cada uno tiene en su corazón o de desentrañar, de sacar desde las entrañas lo que a uno le molesta o le hace feliz.

Sin embargo, me gusta decir que la poesía es el lugar de encuentro entre quien necesita decir lo que siente y de quien desea leer o escucharlo. Es un lugar de reunión muy íntimo entre quien dice y quien escucha o lee. Es compartir algo con alguien. El poeta tratará de punzar el corazón sensible de quien esté predispuesto a respirar sus versos.

Durante este periodo de pandemia se ha vuelto la mirada frecuentemente al mundo grecolatino para encontrar paralelos y soluciones a la situación actual. ¿Crees que la lectura de Safo y la poesía lírica en general puede aportar algo, ya sea a nivel personal o a una escala superior?

Parece que últimamente hay cierto afán de rescatar a los clásicos a modo de salvavidas, como si en ellos estuviera la solución de nuestra desgracia. Se dice, también, que conocer la Historia (e incluiría también la Literatura) sirve para no repetir los mismos errores que cometieron otros anteriormente. Sin embargo, difiero en esto, puesto que no hay más que ver el telediario todos los días para percatarse de que la realidad es bien distinta, puesto que, a pesar de la gran información que tenemos, seguimos tropezando con la misma piedra una y otra vez. Creo que vivimos el tópico literario de carpe diem llevado al extremo y, en muchas ocasiones, mal entendido.

Claro que hay que mirar atrás, pero no ahora, cuando el agua nos está llegando al cuello, sino siempre. Despreocuparse de nuestros antepasados, ofender a nuestra cultura con la ignorancia e incluso despreciar la historia apartándola de nuestra vista, es el mayor error que podamos cometer; quizás estemos así por eso mismo en algunos aspectos.

A menudo se dice aquello de que «si en aquella época supiera lo que sé hoy, la cosa sería bien distinta». Pues eso mismo demuestra la literatura clásica, que ellos ya sabían lo que nosotros creemos estar descubriendo hoy. Si les hiciéramos más caso, seguramente, nos ahorraríamos la frase más de una vez.

Y si nos centramos en la poesía de Safo en concreto, hay que destacar su valentía por componer poemas sobre sus sentimientos en una etapa histórica en la que imperaba la poesía épica, con todas sus batallas, sus guerras, sus héroes y en la que se vanagloriaban de la fuerza viril. Ella decidió escribir con total valentía sobre lo que sentía tal y como lo sentía, independientemente de si la persona amada fuera hombre o mujer. Ella cantaba al amor, pero también al desamor. Cantaba a la belleza, al acto nupcial, al amor de una madre hacia su hija o a los típicos enfrentamientos entre hermanos.

Todo esto nos pone en frente de una realidad que, por muy actual que parezca, ya existía en el siglo VII a. C. Pienso que debemos rescatar la libertad con la que Safo expresa sus sentimientos y dejar a un lado los prejuicios separativos según el sexo que tanto enfadan a unos y tanto exageran otros. Safo nos enseña a amar. Ella pone en el centro a la persona que siente, que, en lugar de escudos tiene corazón, demostrando que donde hay guerras también hay amor.

No es coincidencia que en los últimos años se haya premiado a autoras como Mary Beard, Anne Carson, Irene Vallejo, cuyas obras divulgan y profundizan en el conocimiento del mundo antiguo. Sin embargo, parece que las Humanidades (y la Filología Clásica en particular) siempre necesitan justificarse y explicarse ante la sociedad. ¿Cómo explicas esa pulsión entre el reconocimiento institucional y el descrédito que sufre por parte de gobiernos y la sociedad en general?

Podría escribir un tratado sobre mi opinión al respecto, pero intentaré ser breve y responder, aunque sea de manera sucinta. Al parecer, existe una lucha entre el avance tecnológico y el estudio de la antigüedad. Parece que ambas disciplinas son incompatibles, o al menos, así nos lo quieren hacer ver quienes se dedican a dibujar planes de estudio en cada cambio electoral. Es una disyuntiva entre el avance o el retroceso. Es como si nos hubieran dicho, como a Orfeo, que si miramos atrás, no podremos salir del infierno y nos vayamos a quedar para siempre allí. Así que nada, todos mirando hacia delante, ignorando lo que nos precede.

Durante muchos años ha sido motivo de mofa estudiar aquello que a algunos interesados les convenía apelar «lenguas muertas». Yo misma, a la edad de tener que elegir qué carrera quería estudiar, dudé durante no muchos segundos entre un par de carreras por aquello de no querer parecer una rara avis o por miedo a no tener nunca trabajo, tal y como me advirtieron equivocadamente muchos.

A día de hoy, en cambio, vivimos un auge de mujeres que, además de divulgar el conocimiento del mundo antiguo han sido galardonadas con premios importantes a nivel nacional e internacional, a pesar de que dos de las que has mencionado no sean españolas. Esta también es una paradoja que habría que estudiar con mayor profundidad, ya que el territorio español y su lengua tiene una influencia directa que Canadá o el Reino Unido no tienen. Por tanto, habría que analizar con seriedad la etiología de la escasa importancia que le dan los gobiernos españoles a las Humanidades en general y a la Filología Clásica en particular. Creo que es hora de sacar partido a todo el legado que tanto griegos y romanos dejaron en la península ibérica e invertir en recursos para que haya personas también a nivel nacional que quieran y puedan dedicarse a su estudio y divulgación. Todo esto demuestra que comenzamos a vivir un atisbo de un nuevo Renacimiento, es decir, es una parte fundamental de la historia morir para volver a nacer, como sucedió en el siglo XVI. Me gustaría pensar, aunque fuera de manera ingenua, que el auge de figuras galardonadas como Carson, Beard o Vallejo no está relacionado con la política y sí con la conciencia del valor atribuible a estas disciplinas fundamentales.