MONS CLAUDIANUS

Sergio García-Dils de la Vega (UNED Sevilla)

Sergio García-Dils de la Vega es arqueólogo director de la Oficina Municipal de Arqueología de Écija (Sevilla), profesor Tutor UNED Sevilla y miembro del Sikait Project, proyecto de excavaciones arqueológicas en el Parque Nacional de Wadi Gemal (Desierto Arábigo, Egipto).

RESUMEN

Las canteras romanas de granodiorita del Mons Claudianus, situadas en el Desierto Arábigo egipcio, son uno de los yacimientos de referencia para el conocimiento de esta actividad extractiva en el conjunto del Imperio. Estas explotaciones mineras son especialmente relevantes por su considerable entidad y excelente estado de preservación, así como por la riqueza de la documentación epigráfica recuperada en su entorno. Además, numerosos fustes de columna monolíticos de gran entidad, originarios del Mons Claudianus, forman parte sustancial de algunos de los principales monumentos del mundo romano, como el Panteón o el foro de Trajano.

PALABRAS CLAVE

Mons Claudianus, Desierto Arábigo, Egipto romano, cantera, minería, granodiorita.

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Las canteras romanas de granodiorita del Mons Claudianus constituyen un extenso yacimiento localizado en el Desierto Arábigo de Egipto, en uno de los macizos montañosos que separan el río Nilo del mar Rojo, entre las ciudades de Qena y Hurghada, a unos 420 km al sureste de El Cairo. Su estructura más relevante, el fuerte del Wadi Umm Hussein, se localiza en las coordenadas 26° 48′ 33″ N, 33° 29′ 13″ E (WGS84-EPSG:4326). Gracias a sus condiciones únicas de conservación, las canteras imperiales del Mons Claudianus, junto con las del Mons Porphyrites, el Mons Ophiates y Tiberiané, constituyen uno de los yacimientos de referencia para el estudio de la explotación de la piedra en el mundo romano, tanto en lo que se refiere a las técnicas extractivas, como al transporte de las piezas, aportando además información muy relevante sobre la organización del trabajo minero en sus vertientes administrativa y logística. Cronológicamente, el Mons Claudianus suministró granodiorita a partir del gobierno de Claudio, tal como se deduce del propio nombre de la explotación. Sin embargo, la fecha segura más temprana para un asentamiento cantero permanente en el Mons Claudianus de la que tenemos constancia cierta, nos la ofrece un óstrakon fechado en 68 d.C., en las postrimerías del gobierno de Nerón, que fue localizado en el Hydreuma –pozo de agua fortificado–. También sabemos que la explotación dejó de funcionar antes de mediados del siglo III, lo que se puede deducir a partir de una inscripción dedicatoria de la cohors II Ituraeorum a Zeus Helios Serapis, durante el gobierno de Alejandro Severo (222-235 d.C.). Además, se puede afirmar que el momento de mayor florecimiento del asentamiento tuvo lugar durante la primera mitad del siglo II d.C., dado que la mayor parte de las inscripciones y óstraka documentados se sitúan en este período.

Fig. 1. Situación de las canteras imperiales en el Egipto romano (fuente: S. García-Dils [Sikait Project]).
Fig. 2. Mapa de detalle de las canteras imperiales (fuente: S. García-Dils [Sikait Project]).

Entre las principales construcciones registradas en el Wadi Umm Hussein, hay que destacar en primer lugar el fuerte, que no sería una estructura propiamente militar, sino una edificación de carácter mixto, reflejo del carácter de la población, compuesta de civiles y militares. El estudio del vertedero situado al sur de esta fortificación ha sacada a la luz en torno a 4000 ostraka y numerosas monedas, lo que indica que la mayor parte de la actividad administrativa de la cantera se desarrollaba en esta área. Al suroeste del fuerte, encontramos un recinto destinado a estabular a los animales, unas instalaciones de servicio comunes a la mayoría de los fuertes situados a lo largo de la carretera desde Kaine al Mons Claudianus o el Mons Porphyrites, que habrían alojado camellos, burros y caballos. Junto a estos establos, se construyó un granero y se excavó un pozo. También encontramos en los alrededores un templo dedicado al dios Serapis, construido en torno a 118 d.C. y con estancias añadidas en un momento posterior, al que se ascendía por medio de una escalinata desde el nivel del wadi. Asimismo, se edificó un complejo habitacional dotado de una casa de baños, quizá para alojar a los funcionarios de alto rango de la administración de las canteras. Por último, se ha descubierto en este entorno un área de enterramiento que, presumiblemente, habrá de proporcionar información sobre los antiguos habitantes.

Al sur del complejo principal que se acaba de describir, en uno de los wadis tributarios del Wadi Umm Hussein, se levanta el Hydreuma. Este enclave probablemente tuvo dos fases de ocupación, que se pueden situar respectivamente en los gobiernos de Claudio, con dudas, y Nerón. Consistía en un pequeño fuerte que albergaba un depósito de agua, con abrevaderos de piedra fuera del recinto para proporcionar agua los animales, además de una estructura habitacional destinada al funcionario responsable de la estructura, documentándose también un poblado donde habitaban los trabajadores. Los ostraka que se han descubierto aquí, fechados en época trajanea, recogen el mismo nombre del lugar, Mons Claudianus; por su parte, un ostrakon localizado en el vertedero del poblado de los trabajadores se sitúa cronológicamente al final del gobierno de Nerón (68 d.C.). Este complejo fue probablemente la primera estructura que acogió a la administración de la cantera, así como a una guarnición de unos cincuenta legionarios; más adelante, ya en época de Domiciano, será sustituido por el fuerte del Wadi Umm Hussein.

Vista general del fuerte de Mons Claudianus (fuente: Android Trotter 2015).
Fig. 3. Vista general del fuerte de Mons Claudianus (fuente: Wikimedia Commons [https://commons.wikimedia.org/wiki/File:MonsClaudianus.jpg]; autor: AndroidTrotter).

Desde las instalaciones centrales del Wadi Umm Hussein, se podía acceder fácilmente a la totalidad de las 130 canteras del Mons Claudianus desde el nivel de base del wadi, o bien por medio de gradas de escaso desarrollo, la mayor de las cuales llegaba a unos 500 m de longitud. En las rampas de carga localizadas al final de estas gradas, quedaron abandonados bloques y fustes de columna de gran entidad. En general, estas rampas tenían una longitud de 5-10 m, y una altura de entre 0,60 y 0,90 m, y estaban concebidas para permitir cargar los productos de la cantera desde trineos o rodillos a carros. A partir de las huellas documentadas, se puede establecer que el ancho entre ruedas de estos carros se situaba entre los 2,40 y 2,70 m, llegando en algún caso hasta los 3,50 m. No sabemos el aspecto que tenían estos carros de transporte, pero tenían que ser lo suficientemente robustos como para transportar fustes de columna de gran entidad, con un peso que superaba en ocasiones hasta las 200 toneladas. A partir de la ausencia de huesos de bóvido en el Mons Claudianus, se ha descartado que se utilizasen bueyes como animales de tiro, por lo que se ha propuesto que se usaron camellos o burros.

Fig. 4. Estructuras conservadas en el Mons Claudianus ( Weigall, 1913, lám. XXIV, sup.).

La gran entidad del afloramiento rocoso de granodiorita del Mons Claudianus permitió que las operaciones extractivas se extendiesen por una superficie de unos 9 km², situándose la mayoría de las canteras al norte-noreste del fuerte del Wadi Umm Hussein. En 53 de las canteras, se han descubierto cabañas, que pudieron haber funcionado como lugares de descanso durante las horas de trabajo, o quizá fueron utilizadas como viviendas. Además de la omnipresente cerámica, en 24 de las cabañas se han localizado cenizas y escoria de hierro. Por su parte, cuatro de las cabañas, que han podido ser excavadas en su totalidad, han revelado que estaban dotadas de depósitos de agua y hornos. En el conjunto del área extractiva del Mons Claudianus se han descubierto hasta diecisiete torres de vigilancia. En función de su situación dentro del distrito cantero, se puede descartar que fueran construidas por razones de seguridad, ya que ninguna de estas edificaciones controlaba los accesos al complejo cantero. Las torres estaban separadas unas de otras por una distancia de unos 650 m, permitiendo la comunicación visual entre las canteras y el fuerte del Wadi Umm Hussein. Estos factores sugieren que las torres estaban dotadas de personal a cargo de las comunicaciones internas y, quizá, de la vigilancia de posibles presidiarios condenados a trabajos forzados, aunque este último extremo todavía no ha sido confirmado por la evidencia arqueológica.

Fig. 5. Piezas en bruto documentada en el Mons Claudianus (Weigall, 1913, lám. XXIV, inf.).

La producción del Mons Claudianus fue usada predominantemente en la misma Roma, en construcciones públicas o edificaciones imperiales. Así, fustes de columna extraídos del Mons Claudianus están presentes en algunos de los monumentos más significativos de la Vrbs, como el pórtico de acceso al Panteón, el foro de Trajano o los baños de Caracalla. También se ha podido registrar su presencia en localizaciones tan significativas como la uilla Hadriana, en Tívoli (Italia),o el palacio de Diocleciano, en Split (Croacia).

En lo que se refiere a la propiedad de la explotación, en general se acepta que estas canteras fueron de titularidad pública, bajo control imperial, más que parte del patrimonio privado del emperador. Además, a la luz de la evidencia epigráfica disponible, se puede afirmar que la gestión de las canteras del Mons Claudianus, el Mons Porphyrites y el Mons Ophiates estaba bajo la responsabilidad de un mismo funcionario –epítropos tôn metállon/procurator metallorum–. Por ejemplo, Marcus Vlpius Chresimus está documentado en los registros epigráficos tanto del Mons Claudianus, como del Mons Porphyrites, mientras que Vlpius Himerus está atestiguado tanto en el Mons Claudianus como en el Mons Ophiates. En cuanto a la mano de obra, aunque en un principio se propuso que estas canteras fueron explotadas por esclavos o presidiarios condenados a trabajos forzados, los documentos epigráficos recuperados en el Mons Claudianus han revelado que los operarios –hombres, mujeres y niños– eran trabajadores egipcios libres, y que su dieta era sorprendentemente buena.

No cabe duda de la complejidad técnica y logística que entrañaba la extracción y transporte de los gigantescos bloques pétreos extraídos del Mons Claudianus. El sistema de rampas y gradas construido para mover estos grandes monolitos todavía es visible y ha podido ser estudiado con gran detalle. Por su parte, se trazó toda una red de carreteras, protegidas por medio de fortines, para conectar el Mons Claudianus, Tiberiane, el Mons Porphyrites y el Wadi Umm Wikala con el valle del Nilo. Todavía son visibles en estas carreteras las huellas dejadas por los carros que transportaban las piezas extraídas hasta Kaine, la actual Qena, fundada como punto de partida de las carreteras que se adentraban en el desierto, sirviendo como puerto fluvial para la carga de bloques y otros productos procedentes de las canteras. En la ruta desde el Mons Claudianus hasta Kaine se han documentado por lo menos tres fuertes –Abu Zawal, Tal’et el-Zerqa, Qreiya–, a los que hay que sumar los fuertes del propio Mons Claudianus y de Tiberiané. Además de evidencias sobre la explotación, estructuras todavía emergentes y materiales arqueológicos de todo tipo, el yacimiento ha aportado una ingente cantidad de ostraka, testimonios fundamentales para la documentación del proceso administrativo y la comprensión del funcionamiento de estas explotaciones de titularidad pública. En torno a 9000 ostraka han sido recuperados en el Mons Claudianus, la gran mayoría de ellos escritos en griego, aunque también se registra un número significativo de ejemplares en latín. No menos significativos son los testimonios epigráficos preservados, como el altar inscrito dedicado a Zeus Helios Gran Serapis en el templo del Mons Claudianus. Asimismo, también han sido identificados textos inscritos o rótulos pintados en los fustes de columna y bloques abandonados en la cantera.

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