Elena Duce Pastor (Universidad Autónoma de Madrid / Universidad de Zaragoza)
Elena Duce Pastor nació en Madrid (1989). Es Licenciada en Historia (2011) y Graduada en Ciencias de la Antigüedad (2017) por la Universidad Autónoma de Madrid. Se dedica principalmente al mundo griego antiguo desde una perspectiva de Género. Su tesis, defendida en 2019 en la misma universidad, versaba sobre los matrimonios en la Grecia Antigua. Ha realizado estancias postdoctorales en la Fundación Hardt (2021), en Ohio State University (2022) y en la Universidad de la Sapienza en Roma (2022). También ha disfrutado de un contrato postdoctoral en el Instituto Catalán de Arqueología Clásica en Tarragona. Actualmente es contratada postdoctoral Margarita Salas en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad de Zaragoza. Sus intereses como investigadora son las mujeres griegas, los contactos culturales en la colonización arcaica y la legitimidad del matrimonio en el mundo griego.
***
Laura Sancho Rocher es catedrática de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza. Su campo de interés científico es la historia de la Grecia clásica y, especialmente, las instituciones, las ideas políticas y los conflictos ideológicos. Recientemente ha publicado El nacimiento de la democracia. El experimento político ateniense (508-322 a.C.), Barcelona-Madrid-México D.F. 2021.
***
A propósito de la publicación del libro El nacimiento de la democracia, el experimento político ateniense (508-322 a. C.) (2021) entrevistamos a su autora sobre las causas y problemas de la primera democracia histórica.
La primera pregunta tiene que ver sobre los objetivos del libro. Siendo usted una investigadora con varios libros sobre la democracia ateniense y experta en política ateniense ¿Por qué consideró necesario escribir un libro sobre los orígenes de la democracia? ¿A qué público está destinado y qué mensaje quería enviar?
Este libro está pensado para un lector con interés por la historia pero no especialista. En primer lugar, siempre pensé en alumnos como los que yo suelo tener año tras año. Se trataba de hacerles llegar el interés de sucesos y épocas muy remotos sin recurrir a la mera anécdota, sin inventar hechos estrafalarios, y evitando, a la par, caer en lo más plúmbeo de la erudición. Se trataba de explicar de forma accesible a casi cualquier lector una historia remota y a la vez muy actual.
Tal y como argumenta en la introducción de su libro, la admiración por los griegos como creadores de la filosofía, de los grandes monumentos y de la escultura es una constante en toda la historia. Los romanos se sintieron fascinados por el arte y cultura griega, pero no por el sistema democrático. De hecho, la democracia es poco valorada hasta mucho después, con pequeños coletazos en momentos históricos en los que se critica a la monarquía, como es el caso del Renacimiento. ¿Cuál es el motivo de que se retrase la asimilación de la importancia de la democracia entre los investigadores del mundo griego?
El miedo a la masa, al vulgo ineducado, es constante desde la Antigüedad. No hay más que pensar en el Megabizo de Heródoto, en el Heraldo tebano de las Suplicantes de Eurípides (Supp.) o en Pseudo Jenofonte. Y, en contraste, tenemos al Pericles de la Oración Fúnebre que dice “estos ciudadanos [los que necesitan trabajar] conocen suficientemente de la cosa política” (Thuc., 2, 35-46); o Protágoras que dice que “no hay poleis si todos no aprenden la virtud política” (Pl., Prot., 323a). La discusión sobre el tema en el mundo clásico era una constante.
Pero es que el ciudadano de una democracia antigua dedicaba mucho tiempo a los asuntos comunes. La polis era una koinonia de ciudadanos, sin verdadera burocracia, sin auténtica judicatura profesional ni profesionalización de las fuerzas militares. Para que eso funcionara dos siglos fue necesaria una instrucción activa y una clara conciencia de que el barco común o flotaba a causa de las aportaciones de todos, o se hundía.
La democracia surge tímidamente como si de un experimento se tratara, siendo el legislador Solón una de las figuras clave. En el libro señala la importancia del demos (pueblo), porque posee géras y timé. ¿Qué significa exactamente formar parte del demos en la Atenas arcaica y participar en la democracia?
Sí, los atenienses apenas contaban con modelos, más allá de algunos cambios hacia la isonomía producidos a finales del s. VI en ciudades asiáticas. Todos los grandes legisladores, como Solón, aportan cambios que tienen consecuencias enormes, a menudo inesperadas. Que el demos, los hombres comunes, se sumen a propuestas y medidas concretas es decisivo. Cilón no triunfó por falta de apoyo popular; sin embargo, las medidas de Solón fueron aceptadas mayoritariamente, a pesar de que él se lamentó de que tanto los dirigentes como las clases más bajas (los kakoi) esperaban más. Pero Solón argumentaba haber concedido al demos tanto honor como le correspondía.
Siempre nos hemos centrado en las reformas económicas de Solón, concretamente en la anulación de la esclavitud por deudas. Siendo conscientes de que la labor del legislador fue mucho más amplia ¿Por qué nos ha interesado principalmente la economía?
Yo ni siquiera diría la anulación de la esclavitud por deudas es meramente una medida económica. Sí, supuso una liberación de deudas momentánea, pero lo más relevante es que Solón prohibió a futuro que una deuda pudiera ser origen de una dependencia o esclavitud. Eso cambió radicalmente la sociedad ateniense. Los recién liberados pasaron a ser libres, ciudadanos iguales en su libertad, y por ello con derecho a acceder a la Asamblea y al Tribunal (Heliea).
¿Las reformas solonianas quedan obsoletas por falta de uso durante la tiranía? No obstante, los Pisistrátidas aparecen en las fuentes como promotores de la ciudad, llenos de apoyos populares, ¿Cuál es la relación del auge de la economía ateniense y de los tiranos? ¿Mereció la pena la pérdida de la democracia a cambio de las medidas tiránicas, como la estructuración del ágora o la reforma de los cultos?
Las medidas de Solón no fueron abolidas, incluso los historiadores antiguos alaban a Pisístrato por haber gobernado según esas leyes. Pisístrato se limitó a procurar que los cargos más relevantes recayeran en sus próximos. Los atenienses reverenciaban a Solón y sus leyes en los siglos V y IV. Le atribuían todo lo bueno de la ordenación de Atenas. Y es posible que buena parte de su legislación se hubiera conservado en archivos de las diferentes instituciones sobre las que legisló.
El papel de los tiranos como promotores de la identidad cultural ateniense y del desarrollo económico es innegable. Con Pisístrato Atenas pergeña sus líneas de interés ‘imperial’ a largo plazo: Tracia, el norte del Egeo y el Helesponto. No ha lugar a valorar si las cosas hubieran ido peor sin ese periodo de autocracia; en todo caso el propio desarrollo económico y político condujo al final de la tiranía de Hipias (511) y al principio de la democracia con Clístenes (508).
¿El político Clístenes reforma de nuevo el acceso a la participación política? ¿En qué consisten exactamente sus reformas y a quien van dirigidas? ¿Funcionaba siempre la democracia ateniense a través de cambios en la manera de elegir las magistraturas y en función de quién tenía acceso a las asambleas? ¿Era este sistema realmente efectivo?
Clístenes no modificó el acceso a la ciudadanía; lo que hizo, en términos muy apropiados y aristotélicos, fue mezclar a la población para hacer prácticamente inservibles los vínculos tradicionales de influencia. Inventó las phylai, agrupaciones artificiales de base territorial, donde mezclaba ciudadanos de las tres regiones áticas (Costa, Interior y Urbe). Y según esa división instituyó un Consejo predeliberativo que influía decisivamente en la Asamblea. Nada que no hubiera sido incluido en la agenda por este Consejo podía ser objeto de debate en la Asamblea. Este funcionamiento es clave en la democracia ateniense y nunca se modificó. Los miembros del Consejo eran a partes iguales del interior, de la costa o del entorno urbano, y tenían mañas de 300 años; los asistentes a la Asamblea eran mayormente urbanitas y acudían desde los 20 años. El control del Consejo y el mecanismo de preparación-decisión son fundamentales para que la democracia no se reduzca a una asamblea tipo 15M.
Queda claro en el libro que las guerras médicas benefician a Atenas ideológicamente frente al resto de los griegos. ¿Desde cuándo podemos detectar la superioridad moral de los atenienses? ¿Cómo convencen los atenienses a los aliados para aceptar la sumisión a cambio de una supuesta libertad?
El proceso empieza, como quien dice, el día después de la batalla de Mícala. Es posible que los primeros años se confundieran intereses particulares de Atenas con los generales de los griegos del Egeo, pero Atenas sabía muy bien que estaba construyendo su arché, y para ello se sirvió también de la posibilidad de elaborar un relato en el que aparecía como la verdadera salvadora de los griegos (Maratón y Salamina). Más que convencer a los aliados, fueron estos los que al principio prefirieron el liderazgo ateniense al lacedemonio. Pero Atenas fue sometiendo a los jonios, helespontinos e isleños a todo tipo de prestaciones simbólicas de sumisión (aportación de una vaca y un panoplia en las Grandes Panateneas; traslado del phoros en las Grandes Dionisias y aparche de 1/60 para la Diosa…). En las décadas anteriores a la guerra del Peloponeso, solo le quedaban tres aliados navales (Samos, Quíos, Lesbos). Muchos que antes lo habían sido, habían perdido su capacidad militar a raíz de algún intento de secesión castigado severamente por Atenas.
Durante los años de la Pentecocia el sistema democrático es cuestionado. No solo en los debates sobre la conveniencia del pago de los salarios a ciudadanos, sino en reflexiones sobre la virtud o la capacidad para dirimir en los asuntos políticos. Algunos consideran que los aristócratas no solo eran ricos de facto, sino que tenían mayor capacidad intelectual. Todo esto en una polis donde los discursos políticos estaban en los juicios, asambleas y en las actividades religiosas que podríamos considerar casi asociadas al ocio, como es el teatro. ¿Cuál es la importancia del discurso? ¿Qué tenían en común el orador, el sofista y el dramaturgo en la proyección de las ideas políticas?
La democracia dio voz a los ciudadanos comunes, pero eso no significó callar a la elite. Al contrario, vista la importancia de la palabra, la retórica cobró una relevancia determinante y solo los que tenían posibles aprendían los medios de la persuasión. Hablar a las multitudes en asambleas y tribunales requería una técnica aprendida. Y adquirir esas habilidades requería tiempo y buenos maestros que cobraban buenos sueldos. Este rasgo introduce un elemento distorsionante en el igualitarismo democrático, pero la democracia controlaba a magistrados y a oradores (políticos) con mecanismos muy severos. No olvidemos que la Asamblea era el gobierno de Atenas. Los dramaturgos se dirigen al pueblo e intentan que la catarsis, que debería originar la contemplación de la escena, los haga mejores y más reflexivos ciudadanos.
El teatro es capítulo aparte, es el ámbito de los poetas y no de los políticos, de los sabios-maestros que se dirigen al demos. Las tragedias llevan a escena asuntos de índole abstracta pero insertos en los dilemas de la actualidad (conflictos sobre el concepto de ley, los límenes del poder, los males de la ambición), mientras la comedia se ensaña con los políticos, en particular, y con el demos, por su ingenuidad o por su falta de entendimiento de los verdaderos problemas que acucian a la ciudad.
Da mucha importancia a las cleruquías atenienses. ¿Cuál es el papel que juegan en la guerra del Peloponeso hasta la derrota de Atenas? ¿Cuál es su relación con el mantenimiento del sistema democrático?
Las cleruquías son el modo de colonización de la Atenas imperial. Fueron fundadas en Tracia y Quersoneso, en la época de Pericles, para controlar áreas de interés económico y para dar salida a ciudadanos humildes. También sufrieron cleruquías ciudades de la Liga naval: Histiea en Eubea en 446; Egina en 431; Potidea en 429; Mitilene en 427… antes y después de la guerra. Verdaderamente era una vía de explotación, quizás la más humillante para los aliados. Lisandro expulsó a los clerucos atenienses tras Egospótamos en 405 y sitió la ciudad con más ciudadanos y menos capacidad de resistencia a la escasez de alimentos.
Al final de la guerra la propia Atenas va reduciendo su sistema democrático, optando por opciones que la aproximan a la oligarquía. ¿No es el régimen de los treinta tiranos una continuación de esa línea, aunque sea impuesto por Esparta?
Al ser derrotados, los atenienses debieron aceptar una tiranía de pocos (una dynasteia) por influencia de Lisandro. Una guerra civil, desencadenada al punto, expulsó a los oligarcas y restauró la democracia. Yo soy de los que piensa que la restauración fue un éxito y los demócratas tomaron medidas para evitar que ‘democráticamente’ volviera a quedar abolida la democracia. Lo primero que hicieron fue revisar y reescribir sus leyes archivándolas en el Metroon. El mecanismo legislador instaurado a continuación estaba en manos del demos: lo iniciaba la Asamblea, había plazos largos para discutir si había que cambiar una ley vigente por otra nueva y, finalmente, votaban a favor de la vieja o de la nueva ley los jueces populares (500). ¿Es eso una medida oligárquica? ¿Lo sería remunerar a los asistentes a las asambleas? Sinceramente, da la impresión que el sistema iba adaptándose a las circunstancias y aprendiendo de los errores. Debemos apartarnos del empeño antiguo en considerar que la democracia muere con la guerra del Peloponeso. Además, Atenas estuvo mucho mejor administrada y explotada en la IV centuria que en la anterior.
En el siglo IV señala que no conocemos del todo bien la relación del político Eubulo con la ciudad por la rivalidad con Demóstenes. ¿Cuál es la visión de Eubulo de la democracia y del deseo de retomar el imperialismo?
De Eubulo tenemos muchas referencias indirectas y ningún discurso propio. Pero sabemos que fue un gran administrador del Teórico y que en su época la ciudad aumentó enormemente sus recursos. Durante un primer tiempo, Demóstenes fue aliado de Eubulo, e incluso Eubulo se esforzó en unir a los griegos contra Filipo, pero cuando se hizo consciente de que eso era imposible, optó por pactar con Filipo áreas de influencia. Demóstenes rompe con esa línea tras la Paz de Filócrates de 346 e inicia una política agresiva contra Filipo. Desde luego, no creo que Filipo hubiera compartido su poderío con nadie, pero es cierto que tras la derrota de Queronea, Atenas temió la destrucción total. No obstante, creo que merece la pena destacar que Eubulo o Demóstenes no compiten como representantes de formas políticas diferentes. Ambos son demócratas.
Finalmente ya para concluir la entrevista, ¿fue la democracia ateniense un experimento planificado en el plano político y económico? ¿O realmente estuvo más lleno de casualidades y confluencias y tuvo éxitos y fracasos en función de factores externos o no calculados?
Como los historiadores miramos hacia atrás desde los finales, tenemos la tendencia de pensar que todo estaba en un plan o proyecto previo. Pienso que el experimento democrático sí tuvo su origen en la presión del demos hacia su mayor participación, pero fue dando soluciones coyunturales a los problemas que se iban planteando. El elemento ‘imperio’ debió forzar a resoluciones determinantes. Al ser más rica la ciudad, pudo, por ejemplo, introducir los sueldos políticos; al estar más abierta al comercio sufrió todo tipo de influencias perversas y benéficas. Todo eso no era ni previsible ni calculable.